La enemistad más profesional: True Detective (2014)

Me pasa mucho con algunos clásicos del cine o la televisión, que acabo viéndolos años después de su estreno, dejándome con esa sensación de ¿pero cómo no había visto esto antes? En este sentido, y en cuanto a series, uno de mis casos más recientes se dio con la primera temporada de la aclamada True Detective, la fabulosa intriga criminal protagonizada por Matthew McConaughey y Woody Harrelson. En pleno encierro pandémico, un amigo me la recomendó, y desde entonces creo que ya la he visto 3 o 4 veces. Una película en capítulos que me pareció una auténtica maravilla. Vamos a hablar un poco de ella.

Muerte en extrañas circunstancias.

La serie introduce al espectador en una trama detectivesca relacionada con los crímenes perpretados por algún tipo de grupo satánico en Luisiana, Estados Unidos. Inicialmente, la pareja de detectives protagonista, Marty Hart (Woody Harrelson) y Rust Cohl (Matthew McConaughey), son contactados por el sheriff de una pequeña ciudad para inspeccionar la escena de un crimen que presenta una mujer desnuda, amordazada y diferentes elementos relacionados con algún tipo de brujeria o ritual satánico.

¿Habías visto alguna vez algo parecido?

La narración transcurre en dos líneas temporales. El hilo conductor es el momento actual, en el que Marty y Rust se encuentran fuera de la policía y son requeridos por un par de investigadores que estudian reabrir el caso, aparentemente cerrado en el pasado. Estas entrevistas se intercalan con el transcurso de las investigaciones llevadas a cabo por Marty y Rust años atrás, donde una pista les va llevando a otra, y cada sospechoso les permite ir progresando para llegar a los responsables últimos de los asesinatos. Pocas veces he visto dos líneas temporales tan bien entrelazadas, sobre todo teniendo en cuenta el cambio radical de las vidas de los protagonistas años después de su separación como pareja policial.

Una pareja antagónica.

Dejando a un lado la intriga criminal pura y dura, para mí el gran motor de la serie es la relación entre Marty y Rust, por un lado en lo personal, y por otro en lo profesional. Y es que Marty y Rust, aparte de ser como el día y la noche, son dos personajes con vidas complicadas, cada uno a su manera. Marty es el prototipo de padre de familia, tradicional y conservador. Es todo rectitud, salvo por su afición al alcohol y sus líos de faldas, que él se autojustifica como necesarios para dejar atrás el estrés de su día a día antes de llegar a casa y cumplir como cabeza de familia.

Marty, el padre de familia

En la otra esquina del ring, Rust es un hombre solitario, oscuro y atormentado. De pocas palabras y con una vida social nula. El drama familiar golpeó su vida tiempo atrás, y desde entonces no ha vuelto a ser el mismo. Rust es una persona con evidentes problemas físicos e incluso mentales. Apenas duerme, no se cuida y vive en una casa cuyo único mobiliario es un colchón en el suelo y un par de sillas plegables. De mentalidad nihilista, lo único que da algo de sentido a su vida es permanecer en constante divagación con las pistas y progresos que van haciendo en el caso porque, eso sí, como investigador Rust es voraz e implacable.

Hogar, dulce hogar

Ante este panorama, es fácil imaginar que la relación entre Marty y Rust estará llena de conflictos y tiranteces, especialmente en lo personal. Sin embargo, en lo profesional se compenetran bastante bien y se apoyan. De hecho, cuando Rust llega a la policía de Luisana trasladado desde Texas, Marty es el único que acepta tenerle como compañero. El resto del departamento ve a Rust como un bicho raro, e incluso le apodan The Taxman (el inspector de hacienda), porque siempre va con una libreta para apuntar sus hallazgos. Marty, un policía de la vieja escuela entregado a la causa, intentará adaptarse a la personalidad de Rust para explotar sus grandes cualidades como detective.

Vidas personales complicadas.

Tal como comentaba, nuestros protagonistas, cada uno a su manera, son dos personas con vidas turbulentas. El drama familiar de Rust sucede años atrás de la investigación. El de Marty tiene lugar durante la misma y centralizará la carga dramática de la serie la mayor parte del tiempo. La presión de su jefe por obtener alguna pista definitiva en el caso, unido a sus problemas con el alcohol y las mujeres, harán que Marty se embarque en una espiral autodestructiva en la relación con su mujer Maggie (Michelle Monaghan) y con sus hijas.

Patinando con la familia

El papel de Maggie es de vital importancia para entender los problemas personales de Marty. Problemas que incluso acabarán salpicando a Rust. Maggie es una mujer inteligente, trabaja como médica en un hospital y en casa es madre a tiempo completo, ya que la mitad de los días Marty llega del bar ya por la noche, o directamente al día siguiente, después de andar por ahí de aventuras.

Al principio, Maggie emerge como elemento conciliador entre Marty y Rust fuera del trabajo, convenciendo a Marty para que le lleve a cenar a casa, e incluso presentando a Rust alguna amiga con la que pueda congeniar. De igual forma, cuando todo se empieza a complicar en su matrimonio con Marty, Maggie terminará siendo el detonante en la separación de ambos compañeros que, sin embargo, volverán a unir sus fuerzas años después reabriendo por su lado el caso que creyeron una vez resuelto.

Rust cenando en casa de Marty

Infidelidades.

En el lado extraoficial de la vida amorosa de Marty, tiene especial protagonismo su amante Lisa (Alexandra Daddario) que, como puede imaginarse, tendrá un papel crucial en el desenlace de los problemas de Marty con su mujer. El personaje de Lisa probablemente puso en el mapa mundial de sex symbols a Alexandra Daddario, especialmente tras su desnudo en uno de los capítulos. Si bien fue algo espectacular, me parece indispensable hacer valer esta serie más allá de esta escena. Y es que aún hoy, pareciera que muchos conocen True Detective sólo por esos sensuales instantes.

Buenas noches, Lisa

El lado infiel de Marty es uno de los mayores puntos de choque entre Marty y Rust. Ocurre muchas veces que a Marty, el padre de familia, el tradicional y con valores, le revienta que un antisocial total y carente de cualquier tipo de emoción como Rust, le ponga frente al espejo de sus miserias recordándole su cuestionable papel como marido y padre. Lo que Marty no entiende es que en el fondo a Rust, marcado por la tragedia en su propia familia, le reconcome la forma en la que Marty desperdicia la posibilidad de una vida familiar idílica.

Detrás de las cámaras.

La factura de la serie es espectacular. En este sentido, Nic Pizzolatto y Cary Joji Fukunaga creo que realizaron un gran trabajo a los mandos del guión y la dirección, respectivamente. Me encanta la manera en la que transportan al espectador a la Luisiana más rural, escenario de los crímenes y de la investigación de diversas instituciones religiosas y políticas que podrían estar relacionadas con los mismos.

Camino de la casa del sospechoso

La narración paralela entre dos épocas y el uso de flashback me parece que están brillantemente ejecutados. Es impresionante como engancha la serie, entrelazando de manera muy eficaz la intriga criminal con el drama personal de los protagonistas. Creo que es mi ficción de detectives favorita después de la mítica Seven, del gran David Fincher.

Personaje favorito.

En cuanto a actuaciones, pienso que todo el reparto está a un nivel muy alto pero, en esta ocasión, tengo que quedarme con Matthew McConaughey interpretando al indescifrable Rust. Me encanta este tipo de personajes oscuros y creo que McConaughey lo borda en este caso. Para mí, junto con su oscarizado papel en Dallas Buyers Club (rodada meses antes de True Detective), lo mejor que le he visto interpretar.

Para el recuerdo sus entrevistas con los detectives en el momento actual, donde el actor da una auténtica masterclass de decirlo todo y no decir nada, sentado, y sin más accesorio que unas latas de cerveza con las que hace algún tipo de papiroflexia. Apoyado en infinidad de discursos filosóficos y nihilistas, es impresionante la interpretación que hace de un personaje completamente herido y que ha perdido toda esperanza en la vida.

Entrevistando a Rust

Por otro lado, resulta hasta simpático ver todos esos momentos en los que Rust, por supuesto sin ningún tipo de filtro, comenta algo a Marty en relación a la religión, el matrimonio y demás temas controvertidos, dejándole completamente escandalizado en plan ¿pero cómo puedes decir eso? El choque de mentalidades entre ambos personajes es constante, y es sin duda uno de los grandes alicientes de la serie.

Capítulos para el recuerdo.

Resulta difícil destacar sólo uno. La verdad es que todos se hacen indispensables para una serie de gran calidad que, en este caso, y nunca mejor dicho, es una magnífica película larga. No obstante, claramente creo que me puedo quedar con dos que me impactaron notablemente.

El primero sería en el que Rust se infiltra en una banda de moteros para tratar de contactar con un sospechoso. En este capítulo, Rust se lanza a pecho descubierto a ganarse la confianza de uno de los cabecillas de dicha banda. Para ello, decide ayudarle a asaltar a unos traficantes, mientras un preocupado Marty empieza a temerse lo peor. Este capítulo muestra al Rust más oscuro, consumiendo sin freno cualquier tipo de sustancia con sus nuevos amigos, adentrándose en un peligroso vecindario y, finalmente, secuestrando al cabecilla de la banda que deberá ponerle en contacto con un sospechoso. Incluye un fabuloso plano secuencia al final que termina de completar un capítulo épico.

Rust, descendiendo a los infiernos

Otro gran capítulo a destacar, en mi opinión, sería el último. No desvelaré demasiado por si alguien aún no ha visto la serie, pero decir que a mí me encantó. Parece ser que muchos fans quedaron decepcionados con el desenlace final, pero para mí está en total sintonía con el tono general de la serie y, sobre todo, de los personajes. La ambientación de la guarida del asesino me parece absolutamente perturbadora, inquietante y, sin embargo, del todo apropiada y acorde a su psicopatía. Adentrándose en ella, por primera vez puede verse el miedo en los ojos de Marty y Rust. El discurso final de Rust a Marty es simplemente memorable, humanizando a un personaje hasta entonces hermético y completamente insensibilizado.

Siempre hay algo positivo.

Indudablemente, la serie navega por la vida de unos personajes con evidentes problemas personales y familiares, y pone de manifiesto actitudes poco recomendables, que van desde la infidelidad en un matrimonio convencional, hasta el consumo abusivo de alcohol y otras sustancias. Además, la trama criminal es dura y presenta algunas de las peores mentes asesinas que se han visto en cine y televisión.

No hay tiempo para lamentaciones, Marty

Pero el tiempo y el espacio parecen detenerse en el universo policial de Marty y Rust. Se odian, pero se necesitan. El uno al otro y el otro al uno, tanto en el desarrollo inicial de la investigación, como en la reapertura de la misma años después. Son dos sabuesos natos que no descansarán hasta llegar al fondo del caso, y eso lo mantendrán incluso por encima de sus graves rencillas personales. Creo que, claramente, la serie habla bastante de la brutalidad de un mundo a veces enfermo, pero también de la vocación, el compañerismo, el sentido de la justicia y el sacrificio personal por el bien común. Detectives de pura raza.

Podéis verla en HBO

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