Poetisa promociona profesor taladrador: Hung (2009)

Confieso que suelo tener suerte con las series de las que me convierto en habitual, en el sentido de que suelen cosechar un recorrido más o menos largo y exitoso. Como para todo, siempre hay excepciones. A todos los seriéfilos os habrá pasado el ver cancelada de manera inesperada una serie con la que estábais disfrutando, a pesar de asumir que muy probablemente no formaría parte del Olimpo de las elegidas. Pero la competencia en televisión es ferocísima, hasta el punto de que series con cierta simpatía entre los telespectadores acaban en la cuneta antes de tiempo. Y creo que esto me ocurrió con Hung, la dramedy de un profesor cuarentón que se mete a gigoló para intentar reencauzar su vida.

Cuando la vida se te cae encima.

En su instituto de Detroit, Ray (Thomas Jane) apuntaba a figura del béisbol, ganando importantes campeonatos y siendo considerado por grandes clubs profesionales. Era el deportista estrella, popular y, como ocurre mucho en estos casos, acabó enamorándose de una de las guapas cheerleaders, Jessica (Anne Heche). Su vida parecía idílica, pero una inoportuna lesión trunca su futuro como estrella del béisbol, viéndose obligado a reconsiderar sus aspiraciones iniciales.

Hogar, dulce hogar

El comienzo de la serie nos sitúa años después, con un Ray trabajando como profesor y entrenador en su instituto, dos hijos mellizos adolescentes de su fallido matrimonio con Jessica, y viviendo en su casa de toda la vida junto al lago. Su vida no transcurre como esperaba, pero las cosas siempre pueden ir a peor. Un incendio accidental deja su casa gravemente dañada, y Ray se ve empujado a vivir en una tienda de campaña en el jardín mientras piensa en cómo arreglar el destrozo. Como consecuencia, sus hijos se van a vivir junto a su madre y su nuevo marido, Ronnie (Eddie Jemison).

La herramienta más inesperada.

Ray inicia entonces una carrera por arreglar su casa y poder traer a sus hijos de vuelta. Sin embargo, las reparaciones necesarias son de una cuantía considerable, y el sueldo de Ray como profesor resulta del todo insuficiente. Para colmo de males, la incipiente crisis económica en el país amenaza su puesto de trabajo, por lo que Ray decide explorar vías de ingresos alternativas acudiendo a un seminario de coaching para emprendedores.

¿Quiere ser millonario?

Allí coincide con Tanya (Jane Adams), una poetisa de naturaleza inquieta, con la que ya tenía cierta historia. Después de pasar nuevamente la noche con él, una satisfecha Tanya advierte a Ray del espectacular tamaño de su miembro viríl. Tras mucho pensar en algún talento clave para emprender su negocio, Ray concluye: ¿por qué no mi propia herramienta? Al compartir sus intenciones con Tanya, que no tiene mucho filtro, esta le ofrece formar equipo ayudándole con la estrategia de marketing. Lo que viene siendo ser su chulo en su nueva aventura como gigoló.

Marketing urbano

Tanya, el centro de todo.

A pesar de que el foco de la historia se centra en el día a día de Ray, en mi opinión, la incontenible Tanya es el alma absoluto de la serie. Sobre ella giran la mayoría de las subtramas y es la auténtica bisagra o comunicadora entre todos los personajes relevantes. Ya de inicio, puede decirse que Tanya pone un poco el cerebro en la nueva aventura comercial que emprende junto a Ray, que evidentemente pone el músculo. Ella es responsable de blanquear la publicidad de su negocio, que se ofrece en forma de terapia para mujeres.

El despegue definitivo de su nueva empresa, Happiness Consultants, tiene lugar tras el reencuentro con su archienemiga Leonore (Rebecca Creskoff), una despiadada personal shopper y gurú de vida que les pondrá en contacto con su exclusiva y adinerada clientela. La relación entre Tanya y Leonore es también uno de los principales catalizadores de la serie. Se repelen totalmente, pero se ven obligadas a formar equipo para poder beneficiarse de las habilidades de Ray. Sus tiranteces volverán loco a Ray y tensarán constantemente la relación de este con Tanya, siempre navegando entre la amistad y algo más.

Relación imposible

Tanya y Ray son dos personajes antagónicos que se encuentran colaborando por un bien común. Ello producirá constantes fricciones sobre cómo dirigir los destinos de su negocio y su relación personal, especialmente tras las constantes injerencias de la maquiavélica Leonore, una persona sin escrúpulos que no se detiene ante nada cuando se trata de expandir su negocio. Ray es un hombre simple, tranquilo y confiado en sus cualidades, mientras Tanya es una mujer insegura, nerviosa y tal vez demasiado idealista.

Sólo por la actuación de Jane Adams en el papel de Tanya, creo que ya merece la pena darle una oportunidad a la serie. Interpreta como nadie a una persona hiperactiva y siempre al borde de la ebullición, pero con una concepción del mundo y una inocencia que dan muestras constantes de sus buenas intenciones. Es sin duda la proxeneta que nunca nadie se hubiera imaginado, y por ello es tan impactante su contribución a una trama que gira en torno a un negocio siempre controvertido. Memorable también la subtrama de Tanya con Charlie (Lennie James), un chulo profesional que actúa como mentor de una Tanya siempre perdida en el sórdido mundo del sexo por dinero.

Voy a enseñarte un par de cosas

Ray, todo un consultor de felicidad.

Como reza el nombre de su nueva empresa, bajo el pseudónimo de Richard, Ray actúa como un auténtico consultor de felicidad. Es el brazo ejecutor del negocio y en su día a día (o noche a noche) se verá obligado a lidiar con toda clase de mujeres, cada una con una necesidad diferente. Las citas de Ray constituyen, por lo general, los momentos más divertidos de una serie que navega constantemente entre el drama y la comedia. El papel de Ray está influido en parte por el gigoló más popular del cine, que no es otro que Deuce Bigalow, interpretado por Rob Schneider, si bien algunas de las citas habituales de Ray contienen cierto trasfondo dramático.

Y es que no todas las citas de Ray son mujeres jóvenes y despampanantes. Esto es algo que a Ray le cuesta digerir inicialmente, especialmente cuando empiezan a requerir sus servicios mujeres más maduras o que no son su tipo. Esta curva de aprendizaje de Ray es muy perceptible, pasando de ser un flan preguntándose a ver qué me toca hoy, a despachar igual de entusiastamente a todas sus clientas, añadiendo incluso nuevas armas de seducción de las que no disponía inicialmente, como la sensibilidad o la empatía.

Richard a su servicio

Entre todas las clientas de Ray, recuerdo especialmente un par de ellas que dieron bastante vidilla. Una de ellas es Jemma (Natalie Zea), una clienta que imponía su propio guión en las citas a fin de recrear una verdadera historia de amor llena de romanticismo. Desde el principio, se veía que la cabeza de Jemma andaba maquinando algo raro. Guapa, inteligente y triunfadora, Jemma terminó enamorando a un Ray que no salió bien parado de una relación al límite de lo profesional, protagonizando una de las maniobras sentimentales más crueles que se recuerdan.

La otra clienta que destacaría, por todo el juego que dio, fue Lydia (Ana Ortiz), una policía con problemas matrimoniales a la que le gustaba el role-play policía-detiene-criminal. Aparte de los dolores que Ray se llevaba siempre a casa por las esposas y los placajes sufridos, es fácil imaginar lo peligroso de ofrecer este tipo de servicios a un agente del orden público. Cansado de sus agresivos juegos, cuando Ray amaga con querer dejarla como clienta, comienza una etapa peligrosa para nuestros consultores de felicidad tratando de esquivar la cárcel.

Has sido un chico malo

Malabares entre vida personal y laboral.

Como les ocurre a la mayoría de personas que se meten en este mundillo, desde el primer momento Ray tiene que prestar mucha atención para no revelar su doble vida a su familia y amigos. En reiteradas ocasiones, Ray se ve obligado a mentir para mantener en secreto su trabajo como gigoló. Esto ocurre sobre todo cuando su nuevo trabajo empieza a requerirle ausentarse de partidos de su equipo de baloncesto el fin de semana, o justificar alguna que otra salida nocturna ante su familia.

Llega un momento en el que, simplemente, Jessica y sus hijos asumen que Ray está viviendo una segunda juventud yendo de cita en cita, ya que resulta inevitable que acaben viéndole con constantes compañías femeninas en su tiempo libre, no sólo con Tanya o Leonore, sino con alguna que otra clienta habitual, como fue el caso de la antes mencionada Jemma, que incluso se presenta en un partido donde estaban todos presentes. Igualmente, Ray saca tiempo para retozar con la mujer de su vecino, un abogado que no le deja vivir tranquilo, y alguna que otra cita afterwork.

En familia viendo el partido de Ray

El mayor riesgo para mantener a su familia al margen llega, como no podía ser de otra manera, de la mano de Leonore. Aprovechándose de las horas bajas de su matrimonio con Ronnie, Leonore se convierte en la consejera y mejor amiga de Jessica. Ni que decir tiene que esta relación se convertirá en una espada de Damocles sobre Ray, con una Leonore dispuesta a revelar su doble vida a su ex-mujer. Esta situación generará gran estrés sobre los consultores de felicidad, especialmente sobre un Ray que cada vez ve con mejores ojos una posible reconciliación con Jessica.

El plano profesional de Ray y Tanya no está exento de peligro en relación a su segundo trabajo. En el caso de Ray, el cerco de las sospechas lo va cerrando cada vez más su amigo Mike (Gregg Henry), también profesor y asistente suyo entrenando al equipo de baloncesto. El cúlmen de esta creciente tensión, llega cuando Ray engaña a Mike para que le sustituya en una de sus citas, con la excusa de que simplemente hay mujeres que te pagan por salir a cenar con ellas. Al igual que con Ray, Leonore intentará chantajear a Tanya acercándose a una compañera de trabajo suya a la que ofrecieron los servicios de Ray en una ocasión, la insaciable Horny Patty.

Sustituyendo a Ray sin darse cuenta

Más allá del sexo.

A pesar de que el hilo conductor transcurre en torno al negocio del sexo, que nadie se engañe, Hung es bastante más que eso. De hecho, creo que en este caso el sexo es un elemento de partida, como podía haber sido cualquier otro, para narrar la historia de las desdichas del bueno de Ray. Y es que el termino dramedy es lo más generoso que se puede utilizar para definir una historia dramática presentada al espectador de forma agradable, y a veces incluso divertida.

Si partimos del personaje de Ray, a nadie se le escapa la tremenda decepción vital de un hombre que pasa de tener el mundo a sus pies en su juventud, a vivir en una tienda de campaña en su jardín, perder a su mujer e hijos y no saber que será de su vida ante la creciente crisis económica. No es cuestión de justificar sus decisiones, pero es verdad que Ray llega a tal punto de desesperación, que tiene que sondear todas las opciones con las que podría tener un futuro económico próspero, y así reconducir su vida.

Imposible rellenar este hueco

El contexto social en el que se enmarca la serie es el de una fuerte crisis económica en la que los cierres de fábricas y negocios, así como los recortes en instituciones públicas, llevan a los habitantes de una ciudad como Detroit a buscar soluciones de cualquier manera. Ray, Mike, Jessica, Ronnie… todos nuestros protagonistas se ven afectados por esta coyuntura durante gran parte de la serie. Es una serie donde los personajes intentan sobrevivir a una situación económica global en caída libre.

Y qué decir de los personajes. A pesar de los tiempos dorados de Ray y Jessica en el instituto, podría decirse que todos, salvo Leonore, que es un tiburón total, juegan el papel de absolutos perdedores. Ray y su ruinosa espiral personal, Jessica a punto de fracasar nuevamente en un matrimonio, sus hijos que a veces hasta dudan de la autenticidad de unos padres que no podrían ser más diferentes a ellos, Tanya y su infelicidad en un trabajo de oficina del que se siente cautiva, etc. Todos están a disgusto con su vidas. Y todos se buscan unos a otros para intentar salir adelante y encontrar una motivación vital. Para lo bueno y para lo malo, nunca dejan de ser una familia.

¿Cancelación merecida?

Antes de analizar las posibles causas de la abrupta finalización de la serie, decir que me parece una serie original, de premisa simple, pero efectiva en la manera que entremezcla el drama y la comedia de las desventuras de un hombre de compañía novato. En general, contiene buenas actuaciones, sobre todo la de Jane Adams como Tanya, buena banda sonora (me encantan las canciones de los créditos de final de capítulo) y, en definitiva, creo que se trataba de una serie que mostraba cierto potencial.

Dime la verdad

¿Por qué HBO decidió cancelar súbitamente su emisión al final de la tercera temporada? Imagino que los ratings tendrían su influencia, como siempre pasa en estos casos. Sin embargo, hay cosas que, como espectador, he ido madurando años más tarde, después de ver la serie en sucesivas ocasiones:

  • Es cierto que desde el principio uno atisba una serie algo diferente, lejos del habitual mainstream, por su tinte dramático y el carácter inseguro y perdedor de la mayoría de personajes. No la tildaría de indie, pero es evidente que la serie no presenta la premisa más comercial para el gran público.
  • Los personajes carecen de profundidad. La serie es más de subtramas centradas en el juego que proporcionan sus estereotípicos personajes en el presente, que de ahondar en su pasado o recurrir a la retrospectiva.
  • Algunas subtramas con potencial son demasiado cortas, reduciéndose a un episodio o varias escenas. Como ejemplos, pondría la subtrama de Kyla, la chica transgénero que contrata a Ray para ir a una reunión de antiguos alumnos, y la de Logan, la explosiva ex-alumna de Ray, con la que se encuentra años después de terminar el instituto.
  • La actuación de Thomas Jane es solvente, pero sin la presencia de Jane Adams como Tanya, la serie probablemente hubiera sufrido bastante. A veces resulta raro cuando el protagonista no es la estrella indiscutible del show. Como si el casting o el guión no hubieran organizado correctamente los papeles.
  • Anne Heche hace una gran labor interpretativa, en un papel probablemente alejado de sus personajes habituales. Sin embargo, uno pudiera haber esperado un papel de mayor calado para ella. Es inevitable pensar que está algo desaprovechada.
  • En la última temporada se introducen varias subtramas con muchísimo potencial (la competencia de Ray, el descubrimiento de su doble vida), pero pienso que no se manejaron bien los tiempos. En general, da la sensación de que desde dentro del propio show sabían que la cosa no andaba bien tiempo antes de la cancelación. Los últimos episodios contienen algunos volantazos demasiado bruscos, como intentos desesperados por convencer de que lo que venía merecía la pena.

En fin, que en cierto modo, me llevé una pequeña decepción con la cancelación de esta entretenida comedia dramática. A pesar de ello, la he llegado a ver varias veces y siempre me parece un soplo de aire fresco en una industria que tal vez no apuesta lo suficiente por este tipo de producciones. También por aquello de que se ve rápido, si os gusta apostar por series menos comerciales, sin duda os recomendaría dar una oportunidad a esta. Malditos ratings. Como nos cortan el rollo a veces.

Podéis verla en HBO

Deja un comentario